miércoles, 27 de junio de 2007

"Apreciación Pictórica"




En esta fría tarde de marzo, me encuentro con un importante desafío: tengo dos planas (como máximo) para realizar apreciaciones pictóricas de cuadros creados en grandes períodos culturales de la Historia: Neoclásico y Romanticismo. Ambos complejos, interesantes y dependientes el uno del otro. Pues durante la Época Racional, ocurrió el surgimiento de diversos movimientos que eran la contradicción del anterior. A continuación mostraré un minucioso contraste entre el cuadro “Viajero junto al mar de nieblas” de Caspar Friedrich y “El químico Lavoisier y su mujer” de Jacques Louis David.

Friedrich nos presenta en su obra a un hombre solitario de cabello castaño claro y tez blanca, que viste un traje negro (apretado en la cintura, deja caer la tela hasta más abajo de la cadera, ajustado de piernas) y botas muy elegantes, al cual acompaña con camisa blanca y una especie de bastón del mismo color, que lleva en su mano. Hay montañas y nubes, la pintura está basada en la combinación de grises, blanco, café, negro y colores de estas mismas tonalidades. Está de espalda, mira de frente el paisaje opaco con neblina y unas cuántas rocas parecidas a la que él está pisando con actitud de héroe que queda en soledad luego de la batalla. Al ver todo esto me deprimo. Siento angustia por este hombre que no sabe cómo ni para qué seguir si se encuentra solo, rodeado de una realidad que no motiva a “recomenzar”. Estar parado en aquella roca le hace sentir que tiene poder y cierta superioridad aún, pues se encuentra en altura, puede verlo todo. Mas también le permite encontrarse consigo mismo, analizarse y dejarse de caretas para ver a quién es realmente. Al autor de esta obra se le considera como el máximo exponente del Romanticismo en Alemania. Caracterizado por ser nacionalista, sensible y haber tenido una educación familiar en la que la religión luterana tomaba un importante papel. Al relacionar la naturaleza con Dios, esta le llama la atención y decide hacerla parte de sus pinturas, las cuales se tornan notoriamente románticas, mediante representaciones más que nada solitarias y melancólicas. Al investigar sobre este pintor con inquietudes políticas, noté cuántas veces fue capaz de evolucionar (tanto interior como artísticamente) y lograr plasmar esto en sus trabajos. Como todo un "romántico", este hombre utiliza sus aprendizajes y técnicas para transmitir sentimientos, pensamientos y emociones.

Mientras que Jacques Louis David, a través de su obra “El químico Lavoisier y su mujer”, muestra le realidad y mentalidad que se vivía en “su época”, el Neoclásico. En esta pintura aparece una mujer de tez clara, cabello largo y ondulado, de ojos color café y delicadas facciones, que lleva puesto un vestido blanco hecho de blondas, mangas tres cuartos y una cinta azul que rodea su cintura y la hace ver más estilizada. Se encuentra apoyada delicadamente sobre su marido, el cual está sentado escribiendo algo. Mira fijo a la mujer, lleva sobre su cuerpo un traje negro, camisa blanca con exagerada cantidad de blondas y vuelos, apretada en el cuello. En cuanto a su pelo, está cubierto por una peluca blanca. También es de tez blanca, tiene una amplia frente, su mano izquierda está alzada y la derecha tiene una pluma apoyada sobre un papel blanco. Este papel está apoyado sobre una mesa cubierta por un mantel rojo (al parecer de terciopelo), sobre el cual hay, además, objetos de vidrio y un frasco con tinta para la pluma. Las paredes de la casa son de color gris y poseen unos pilares dorados, junto con unos cuántos detalles en la arquitectura de estas. Todo este orden y perfección limitan la interpretación de la obra, pues se muestra lo concreto, “lo que está” y no hay más. Sinceramente lo que veo no me produce mayores emociones; veo una pareja perteneciente a la Aristocracia del siglo XVIII aproximadamente, que sigue las ideas y parámetros de esta. La risa casi forzada de la mujer y la mirada que muestra Lavoisier hacia su esposa, me muestran una vida “plana”, paupérrima en emociones y alegrías. Sí, viven cómodos y tienen todo lo necesario, les queda tiempo para el estudio y el ocio, pero no me parecen realmente felices. Sin duda esta es una prueba gráfica del movimiento anterior al romanticismo, que se construía a partir de conceptos como antropocentrismo, racionalismo, hipercriticismo, pragmatismo, entre otros. En el cual se crea un ideal de belleza basado en el orden, equilibrio y con el hombre como centro de todo. Que representaba una especie de revolución en contra del exceso innecesario que se había mostrado hace algunos años con el barroco. La mimesis (imitación de la realidad) que plantea el período neoclásico, sienta las bases para el romanticismo.

Esta actividad de apreciación pictórica no solo me motivó a seguir valorando cada momento de la historia por lo que fue y entregó, sino que también me dio la posibilidad de comprobar una vez más que cada manifestación es necesaria para seguir avanzando.

Ya no me encuentro en una tarde fría, sino que ahora me invade la paz de una noche que llamó a toda mi familia a descansar…

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